Viaje.

Mirando a travéz de la ventana

Recuerdo ese viaje, donde estaba  en el asiento trasero del auto de mi padre, viajando probablemente a visitar a mis abuelos que vivían afuera de la ciudad. Era un viaje más, pero siempre algo que no podía ser detectado captaba mi mirada, no era nada en concreto. Probablemente justo lo contrario. Todo el camino era silencioso y oscuro. Como en trance, mirando la ruta que pasaba a toda velocidad, nada llamaba mi atención. O todo llamaba mi atención, pero no parecia nada.

La vista acostumbrada a la oscuridad se vuelve algo más fina, y aparecen contornos desfigurados al final de las sombras. Buscaba encontrar algo tangible, pero nunca terminaba el proceso de dar forma, siempre pasan las cosas a toda velocidad, nunca daban tiempo. Quedandose un vago principio de algo, que obviamente nunca sabré lo qué podría haber sido. Si no fuese por los contornos y alguna que otra luz perdida en el fondo, parecería que el tiempo no viajaba con migo.

El tiempo había comenzando a contar como mi padre me sacaba en brazos fuera del coche.